La otra historia.
"Elvis" trajo al presente al rey del pop. La visión de Baz Luhrman se centró en su relación con el coronel Tom Parker, su representante, quién justo se cuestiona en el lecho de su muerte si fue él el causante de su muerte. Es un espectáculo visual en el que aparece poco Priscilla, su esposa. La memoria "Elvis y yo", escrita por ella, es justo la base para esta biopic.
"Priscilla" tiene todo el sello de Sofia Coppola. Es un filme intimista y envolvente que se centra en la feminidad, la soledad y el privilegio, el privilegio sin poder. Recuerda a su manera títulos de la directora como "Vírgenes suicidas" y "Perdidos en Tokio". Recorre de 1959 cuando Priscilla (Cailee Spaeny) tenía 14 años y conoce a Elvis (Jacob Elordi) a 1973 cuando le pide el divorcio.
Una gran virtud de "Priscilla" es que envuelve y sucede justo como le pasa a su protagonista. Es un asalto al inconsciente. Ante la posibilidad de conocer a quién fuera el ídolo del momento, en aquel periodo en que estaba de servicio y en una edad donde soñar lo es todo, donde se es impresionable.; donde él tenía 10 años más y donde se quiere "vivir" y donde recibir atención agrada y hace sentir especial. Priscilla era una niña. El filme hace muy bien en mostrar cómo esa adolescente, en otro país, se ve envuelta y cumpliendo el que era el sueño de cualquiera otra.
Cailee Spaeny, reconocida como Mejor Actriz en el Festival de Venecia, hace un trabajo impecable. Ella recorre las casi dos décadas y frente a la cámara se le ve pasar de la inocencia y la ilusión al amor, el romance, la picardía, los celos y el desencanto. Spaeny tiene 25 años, pero su rostro y actitud hace más que creíble el recorrido del personaje. La contraparte la da Jacob Elordi, quién hace a un Elvis encantador, pero también atemorizante en ciertos sentidos. Lisa Marie Presley, hija de Priscilla y Elvis, vio la película y expresó su descontento al considerar que su padre es retratado de manera injusta, como un hombre que envuelve a Priscilla y que ejerce violencia contra ella, que la controla, que la tiene en una jaula de oro... pero ése es justo el punto. "Priscilla" es una historia de liberación.
La dirección de Sofia Coppola tiene la virtud de observar y dejar que sea el espectador el que vaya cayendo en cuenta de una historia que se vivió en gran medida "detrás de cámaras" pues no convenía que se supiera, las fanáticas de Elvis se habrían desencantado. Sin embargo, fuera de ese hecho, la relación de la pareja no es tan distinta de otras y aunque hoy los focos rojos saltan a la vista, en aquél entonces no era tan inusual la diferencia de edad, que él hubiera sido un adulto cuando la conoce, que no la llevara al trabajo o que se escuchara de otros romances. Las mujeres pertenecían a su casa. Eran muñequitas de aparador que cobraban vida cuando llegaba "su hombre". Es impactante y más porque no se piensa en Elvis de esa manera y no es que Elvis fuera distinto. Valga la redundancia, era lo esperado.
"Elvis" es una buena película, pero es abrumadora y un tanto más ambiciosa de lo que debiera. "Priscilla" es también abrumadora, pero de una manera muy distinta. Es una película mucho más enfocada, mucho más contundente. Quizás tiene su punto débil en que el desenlace se siente un tanto apresurado, quizás sea sólo que la acumulación de "gotas en el vaso" van siendo tan sutiles y paulatinas que cuando se derrama parece increíble. "Digna de veneración", de respeto, es el significado de "Priscilla" y este filme hace eso por una mujer que siempre ha aparecido al lado de un ícono y que merece su propio espacio. "Priscilla" se lo da, sin apellidos, sólo es ella.
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EE. UU. 2023 - 1h 53m
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