De "viajeros" a "instintos ocultos".
Es el año 2063, la Tierra está muriendo y los científicos han descubierto un planeta adecuado para que la humanidad pueda sobrevivir. Llegar ahí tomará 86 años, por lo que la misión Humanitas, a cargo del científico Richard Alling (Colin Farrell), deberá asegurar el éxito mediante un cuidado protocolo que requiere la sobrevivencia mediante reproducción asistida que permitirá que los nietos de los tripulantes originales lleguen al destino. El riesgo aparece cuando Christopher (Tye Sheridan) y Zach (Fionn Whitehead) descubren los mecanismos de control de los que son sujetos y deciden dejar de participar en ellos.
"Instintos ocultos" es camino conocido disfrazado de novedad. El inicio tiene ecos de "Un mundo feliz" y "Gattaca", pero cuando el conflicto se desata es más bien una versión de "El señor de las moscas", sólo que aquí hay hombres y mujeres, están atrapados en una nave espacial y viajan en medio de la bastedad del universo.
Hay cuestionamientos interesantes en "Instintos ocultos" que van desde lo que sugiere el título, es decir, la naturaleza humana, pasando por la necesidad de un sistema de control, la sobrevivencia, la necesidad de afecto, entre otras. La cuestión está en que la película se distrae, queriendo incluir elementos de terror (la casa embrujada) o eróticos que no vienen tanto al caso y eso diluye el impacto. Aún así, el reparto es talentoso, hay propuestas de lenguaje audiovisual que funcionan bien, contribuyendo a un cierto sentido de claustrofobia laberítnica (que podría haberse explotado mejor) y que funcionan parar armar un thriller de ciencia ficción bastante entretenido. Así que termina siendo sobre unos viajeros cuyos instintos ocultos los traicionan... y redimen.
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EE. UU. 2021 - 1h 48m
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