Basada en las memorias de Garrad Conley, la segunda película del Edgerton como director, comienza con la llegada de Joel Eamons, un adolescente, a un centro de conversión. Así, mientras recibe terapia, flashbacks ofrecen una mirada a los hechos que lo llevaron ahí. La película se cuece a fuego lento, permitiendo con ello profundizar en el momento de transición del personaje principal, interpretado con gran sensibilidad por Lucas Hedges. Y es que esta película no es de momentos explosivos, es más sobre una tensión alargada que refleja el sentir y el conflicto de Jared, tratando de ser cómo le dicen (y han enseñado) debe ser y quien en realidad es. Las actuaciones son espectaculares (Nicole Kidman, Russell Crowe) y el guion inteligente al hacer tridimensionales a todos los personajes; aquí no hay villanos. Más allá de ello, la película es un documento imperdible, que pone las cartas sobre la mesa y denuncia las atrocidades de los centros de conversión en aras de combatir lo "antinatural", en lo que es tan natural como la heterosexualidad: la homosexualidad. 🎬🎬🎬🎬
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