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"Amor y monstruos" de Michael Matthews

Monstruosamente espectacular.

¡Qué agradable es cuándo una película te sorprende y resulta ser más (mucho más) de lo que parece! La sinopsis de "Amor y monstruos" podría ser receta segura para una monstruosidad: Joel (Dylan O'Brien) es un joven que vive en un refugio subterráneo luego de que fragmentos de un meteorito cayeran a la Tierra y alteraran a insectos y animales, convirtiéndolos en monstruos. Han pasado siete años y Joel, quién se congela ante cualquier situación de riesgo, toma una decisión radical, viajará siete días hasta el refugio donde se encuentra Aimee (Jessica Henwick), la chica a la que ama.

Los primeros aciertos de "Amor y monstruos" están en la convicción con la que abraza su premisa y la elección de Dylan O'Brien como protagonista. Lo primero no pierde del todo esa sensación de absurdo o locura, pero los monstruos están muy bien hechos (está nominada al Oscar por Mejores Efectos Especiales) y Matthews sabe muy bien como construir suspenso, jugando con esa extraña sensación de "me asusta, pero me gusta" y llevando a que el espectador quiera tanto saber qué será de Joel cómo conocer más de ese mundo. No es que sea del todo nuevo, pero sí lo es la manera en cómo conjuga sus elementos. Luego está O'Brien, cuya carrera tuvo un traspiés luego de lesiones sufridas cuando filmaba "Maze Runner", que aquí confirma que su carisma y talento lo hacen un protagonista con todas las virtudes. Es muy entrañable, simpático, vulnerable y muy efectivo en las secuencias de acción. Y bueno, además tiene a un perro fantástico, Boy, y algunas intervenciones memorables a manos de Michael Booker y Ariana Greenblat, quiénes hacen a Clyde y Minnow, un par de viajeros que adiestran al inexperto Joel.

Por si fuera poco, "Amor y monstruos" también sorprende en su desenlace. No se preocupen, no haré spoilers, pero sí diré que la película entiende muy bien que todo trata del viaje personal, del desarrollo de Joel, no de mostrar monstruos, tampoco de escenas de acción. Y ese viaje de Joel, ese salir del refugio y enfrentarse a los monstruos no es más que una metáfora sobre la transición adolescente para convertirse o asumirse en quién en realidad se es. Ese nivel de entendimiento de "Amor y monstruos" la hacen simplemente genial. Pensaba, la película estuvo a punto de llamarse "Monster Problems" y sin duda así lo parecen cuando se está en ellos. Hay poesía en toda esta "monstruosidad".

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EE. UU. 2020 - 1h 49m




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