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"Una batalla tras otra" de Paul Thomas Anderson

Actualizado: 27 sept

"La libertad es no tener miedo," frase final

La vida es una batalla tras otra... el cine es una batalla tras otra.

Paul Thomas Anderson está de vuelta. Cuatro años le tomó concretar una historia que ha estado en su mente por alrededor de dos décadas. La novela "Vineland" de Thomas Pynchon es el punto de partida. Con al menos 140 millones de dólares de presupuesto, "Una batalla tras otra" es el proyecto de mayor escala y más ambicioso de un director que se ha caracterizado por retratar a personajes llenos de defectos y un tanto desesperados, por hablar de familias disfuncionales, alienación, arrepentimiento, soledad, el poder del perdón y el pasado. El director de "Boogie Nights", "Magnolia" y "Licorice Pizza" no ha dejado sus temas, por el contrario, con esta nueva entrega es más atrevido en más de un frente. Quizás con ella gane una batalla que le falta y es que si bien es el único director en haber sido reconocido como tal en los festivales de Cannes, Venecia y Berlín, con once nominaciones al Oscar (como director, productor y guionista), aún no tiene ninguno.

"Una batalla tras otra" es el décimo filme de Anderson. Inicia hace un poco menos de un par de décadas. Bob Ferguson (Leonardo DiCaprio) forma parte de un grupo revolucionario conocido como The French 75. El grupo libera a migrantes y causa revueltas en bancos. Perfidia Beverly Hills (Teyana Taylor) es una de sus principales figuras. Cuando Perfidia cae y el movimiento entra en crisis, Bob debe huír y cambiar de identidad para proteger a Willa (Chase Infinity), la hija que tuvo con Perfidia. Años después, el coronel Steven Lockjay (Sean Penn) obtiene información que le da pistas del paradedor de Bob. Lockjay tiene una cuenta pendiente que quiere saldar y que además busca aprovechar para hacerse nuevo miembro de otro grupo, uno de supremacía blanca.

La promoción de "Una batalla tras otra" ha intentado alejarla de la escena política. Vaya, el propio Leonardo DiCpario dijo en la premiere en México que no es una película política, que es la historia de un padre y su hija. Y, sí, pero no. Claro que en el fondo se sostiene de la relación entre Bob y Willa, quién se queja, como toda buena adolescente de los consejos sobreprotectores de su padre, pero luego cae en cuenta de que eran poco frente a los peligros que la esperaban. La relación no es más que una metáfora de la propia relación entre el Estado y sus ciudadanos. Más allá, ¿Cómo puede no ser político un filme cuyo inicio sucede con miembros de un grupo de choque a punto de irrumpir donde se retienen inmigrantes? ¿Cómo puede no ser político que los protagonistas son revolucionarios y el antagonista un miembro de la milicia? "Una batalla tras otra" es tan política como podría serlo y no puede ser más política en el conexto actual, con un gobierno respaldando redadas, dividiendo a la sociedad, cancelando y silenciando a figuras públicas. La sobrevivencia social se da y se vive "una batalla tras otra".

El filme inicia directo en la acción, obligando a sumergirse en la historia y a comprender el entramado de relaciones entre los personajes principales. Es una secuencia de liberación y nunca antes habíamos visto un Paul Thomas Anderson entregado a la acción, con disparos y persecuciones. "Una batalla tras otra" es un thriller político de acción con toques de comedia, negra especialmente, y también con una buena dosis de intensidad sexual. Entre lo que Anderson plantea está la innevitable atracción de Lockjaw por Perfidia... y no se queda sólo en atracción. Esa relación, ese contacto y su fruto o posible fruto es también un argumento político, puntualizando la doble moral y abordando lo mestizo como algo ineludible en un país como EE. UU. que está conformado principalmente de ello.

Discursivaente "Una batalla tras otra" da y dará para muchos análisis y muchas discusiones porque, más allá de ser divertido e inmersivo, es un filme de ideas. Eso y su factura técnica la tendrá presente durante la temporada de premios donde no será raro que se haga de menciones en las categorías principales, técnicas y de actuación. Como es su costumbre cuenta con un ensable que esta vez mezcla talento consagrado con un par de figuras nuevas. Al centro está Leonardo DiCaprio. Bob es un personaje con un arco narrativo amplio. Va de un revolucionario secundón a un padre responsable, pero alternativo, sumido en las sustancias recreativas tras la depresión y el impacto que le causó la pérdida de Perfidia. Luego, se recupera como un padre de armas. DiCaprio es simplemente genial, con escenas donde Bob es patético y otras donde es hilarante. La escena en el teléfono que aparece en el tráiler y también en imágenes promocionales quedará para la historia. Bob necesita información, pero debe responder en código la hora y no la recuerda, con todo y que el tiempo es sólo "un constructo social". Verlo intentar y desvariar, desesperado, pero comprometido es más que divertido. Es un muy buen candidato a Mejor Actor.

Como Mejor Actor de Reparto están tanto Sean Penn como Benicio del Toro. Anderson le ha dado a varios actores algunas de sus mejores actuaciones, baste mencionar a Daniel Day Lewis en "El hilo fantasma" y a Tom Cruise en "Magnolia". Penn tiene en Lockjaw uno de esos villanos al estilo del de Chris Waltz como Hans Landa en "Bastardos sin gloria"; "Una batalla tras otra" tiene sus influencias, por cierto, de Quentin Tarantino. Lockjaw es un villano de contradicciones, con un físico delgado, pero firme que denota su rigidez al igual que su peinado casi a rape, pero con un copete que cuida y peina. Es vanidoso, pero quiere ocultarlo. Es intimidante, pero también intimidado por otros blancos de mayor rango o por mujeres como Perfidia, a quiénes desea y rechaza por igual. Penn es más que memorable. Del Toro hace a Sergio San Carlos, un profesor de artes marciales, de quién Willa es alumna. Es un revolucionario a su manera y quién ayuda a Bob cuando comienza la persecuación. Sergio es el relief cómico. Es también el responsable de expresar parte del planteamiento esencial de la película, "¿Sabes qué es la libertad? No tener miedo".

Teyana Taylor es la protagonista del primer acto. Taylor, actriz, modelo, cantante y compositora, es una mujer de gran presencia. Llena la pantalla e incluso podría decirse que roba escenas a DiCaprio y Penn. Perfidia es la fuerza que mueve y establece la historia, es un torbellino. Es un personaje un tanto trágico en el sentido en que está condenado, en gran medida, por su necesidad impacable de rebelarse. El complemento lo da, con una fuerza más sutil, pero igual poderosa, Chase Infinity. Es una debutante con gran talento. El viaje de Willa es una coming of age donde pasa de ser una adolescente a una mujer; una ciudadana más, a una en plena acción, consciente. A Chase Infinity, con las elecciones correctas, le viene un futuro brillante. La cámara la quiere y "Una batalla tras otra" le da la oportunidad de ser tanto voluntariosa como determinada y sensible. Aparecen también Regina Hall y Alana Haim como Deandra y Mae West, otras revolucionarias.

"Una batalla tras otra" es un espectáculo de grandes dimensiones. El elevado presupuesto, un reto a superar que busca tener en Leonardo DiCaprio su principal arma, porque, hay que decirlo, ningún filme de Anderon ha hecho esa cifra en taquilla; está triplicando, quizás superando lo más que ha hecho una de sus cintas... el elevado presupuesto se nota. Está filmada para verse en Imax. La fotografía en tonos ocres hace lucir los paisajes, muy al estilo western, género del que tiene influencias. Las secuencias de acción, persecuciones de autos, recuerdan al maestro del suspenso, Alfred Hitchcock.

Si hay algo que pudiera criticársele a "Una batalla tras otra" es su duración. La película se va bastante rápido, pero bien podría durar unos 15 o 20 minutos menos. Hay escenas divertidas que podrían no estar y que no afectarían el resultado final. Tiene también un final falso que le suma, pero que, para ese momento se siente como alargar un poco de más, aunque tiene su punto. Sin decir de qué trata, expresa que los grupos supremacistas nunca aceptarán a aquellos que no sean "verdaderamente blancos".

La distopía actual al centro en "Una batalla tras otra". Es realista, excéntrica, divertida y emocionante. Está construida sobre la relación entre un padre y su hija. Diserta, precisamente entre lo que es, literal y metafóricamente un padre, considérese justo al Estado como un padre. "Una batalla tras otra" es ambiciosa y es una nueva cúspide para un director que se había mantenido más en el rango de lo independiente y que ahora decide que es momento de dar un paso más, de hacer una declaración en tiempos de convulsión política. "Una batalla tras otra" no es una película política a secas, es una película muy política. Es un llamado a que se garantice la libertad, sin miedo, como un derecho que el gobierno debe otorgar y la ciudadanía pelear y exigir. "La libertad es no tener miedo" y llegar a ello es algo que se consigue "Una batalla tras otra".

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EE. UU. 2025 - 2h 41m

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ACERCA DE

Storyteller por convicción, Carlos utiliza sus herramientas para generar un impacto positivo en ámbitos que van de la educación al liderazgo, pasando por el marketing, la creación de marcas, la escritura de guiones y el análisis cinematográfico.

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