Es el destino...
Y el destino de "The Witcher" es mucho mejor y mucho más brillante ahora que en su primera temporada. Retoma justo donde aquélla concluye tras la batalla de Sodden. Geralt (Henry Cavill) y Ciri (Freya Allen) se dirigien a Kaer Morhen, el hogar de los Witcher, donde cree podrá protegerla mejor; piensa que Yennefer (Anya Chalotra) ha muerto, pero en realidad ha sido capturada, tras perder sus poderes. El destino los volverá a encontrar gracias al misterio que gira en torno a los misteriosos orígenes y el aún más misterioso poder de Ciri.
En esta ocasión, "The Witcher" se olvida de esa estructura en varios tiempo que hizo más compleja (y confusa) de lo necesario la primera temporada. Tiene una estructura lineal, más allá de algún flashback, sueño o premoción; alterna entre los personajes principales y otros secundarios, lo que hace con mucha mayor convicción, toda vez que ya no necesita presentar el universo. En su lugar, se concentra en sus tres protagonistas.
Geralt de Rivia es el rol perfecto para Henry Cavill. Saca provecho de su atractivo físico (menos explotado que en la anterior, por cierto), de sus habilidades para la acción y de esa cualidad un tanto estóica que le viene bien a un personaje que se supone no tiene emociones. Cavill ha crecido como actor y aquí con pequeñas expresiones transmite mucho de lo que Geralt busca ocultar. Es muy gracioso verlo como el "papá" de Ciri. Anya Chalotra está bien, aunque su arco narrativo es menos desarrollado en esta ocasión. El centro en gran medida está en Freya Allan como Ciri, la curiosa y un tanto ensimismada princesa que ahora se ve sola en el mundo, sin entender quién es, armándose de fuerza, valor y recursos para sobrevivir. Triss (Anna Shaffer), otra hechicera, recibe más atención en esta ocasión y Jaskier (Joey Batey), el bardo, estará de regreso.
Una gran adición es que se muestra Kaer Morher, el lugar al que los Witcher van en invierno a recuperar fuerza. La serie hace buen trabajo en mostrar la dinámica entre esa suerte de fraternidad y presentando a Vesemir (Kim Bodina), maestro de Geralt. En "The Witcher: La pesadilla del lobo" se tiene la pieza faltante para conocer precisamente cómo se creaban los Witcher (proceso al que Ciri quiere someterse en algún momento) y qué llevó al lugar a estar en decadencia.
La temporada le da más cabida a los elfos, dejando a la comunidad de hechiceros un tanto en el trasfondo. Precisamente, se basa en "La sangre de los elfos" y "Tiempo de odio". Cada capítulo consigue un buen equilibrio entre acción (monstruos nuevos) y drama, con algunos toques de comedia, cortesía, en gran medida, de Jaskier. El desenlace da algunas respuesta, pero deja con ganas de más gracias a un cliffhanger que detona nuevas preguntas al traer de vuelta a un personaje que se creía muerto. La tercera temporada ya ha sido autorizada.
Con esta segunda temporada, "The Witcher" de un sólido paso en la dirección correcta que de continuar así podría colocarla como la heredera de "Juego de tronos".
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Polonia / EE. UU. / Hungria 2021 - 8 Episodios de menos de 1 hora
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