“El pecado de todos no es pecado de nadie. Y el crimen de todos, no es crimen,” Alfred Kinsey.
Sexualidad, prejuicios, placer y censura.
EE. UU. a mediados del siglo pasado. El doctor Alfred C. Kinsey (Liam Neeson), un profesor de la Universidad de Indiana, decide iniciar una investigación en torno a la verdadera naturaleza de la sexualidad humana, luego de considerar sus propias dudas sobre el tema y las que sus alumnos le han hecho llegar. En el transcurso, Kinsey expande sus propios límites y alcanza fama, éxito y renombre tras la publicación de su tomo referente al goce masculino para luego enfrentar todo lo opuesto con la entrega del versículo sobre el placer femenino.
“Kinsey” es un drama que pone sobre la mesa uno de los temas más antiguos, más vapuleados, más condenados y más escondidos: la sexualidad. La trama gira entorno al hombre que sacó “del clóset” los secretos de una nación y experimentó un viaje a los misterios de la conducta humana. Un viaje que puso en riesgo su propia estabilidad como hombre, esposo, padre y profesor. Y es que en su afán de estudiar e investigar más afondo comprometió los sentimientos de quienes lo rodeaban. El saldo dejó de ser blanco cuando la delgada línea entre el placer y las emociones se cruzó.
La cinta es un trabajo destacable que toca un tema que a pesar del tiempo sigue vigente. El guion tiene entre sus aciertos el no aislar la trama de su contexto, a pesar de un desenlace bastante flojo. La dirección es cumplidora, pero más lo son las actuaciones de Neeson, Linney (nominada al Oscar por su interpretación de Clara, esposa del científico) y el resto del reparto. El tema es tocado con desenfado y puede no ser del agrado de los más conservadores. Las cosas son llamadas por su nombre. No hay medias tintas. Masturbación, sexo oral, orgasmo, y los términos y prácticas que gusten y manden están incluidos; hombres y mujeres en el mismo paquete, y en la misma balanza. Esta es una película para mentes abiertas.
En una sociedad que se jacta de moderna y cosmopolita, lo sexual es admirado, pero sigue siendo en la individualidad de la doble moral condenado. El único peligro que implica asumirla totalmente es la propia conciencia y el daño a aquellos con quienes se comparte. La decisión es particular, las consecuencias no siempre, pero hay que asumirlas. Kinsey sólo abrió la puerta para redefinir aquello que es considerado como una conducta sexual normal, y en sí aquello que es normal. ¿Quién lo es? Todos o ninguno.
Kinsey
EE. UU./Alemania 2004
Director: Bill Condom.
Reparto: Liam Neeson, Laura Linney, Peter Sarsgaard, Chris O’Donell, Timothy Hutton y John Lithgow.
Artículo inicialmente publicado en el periódico estudiantil “La Catarina” de la Universidad de las Américas-Puebla. Derechos Reservados de Carlos Andrés Mendiola H.
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