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Foto del escritorCarlos Andrés Mendiola

"Juego limpio" de Chloe Domont

La competencia es cerrada...

La tensión se corta con un cuchillo en "Juego limpio". El juego inicia en una boda donde Luke (Alden Ehrenreich) le pide matrimonio a Emily (Phoebe Dynevor). La pasión entre ellos es clara y va más allá de su relación. Comparten trabajo en una compañía de la bolsa, aunque nadie ahí sabe que tienen algo más. Tras un escandaloso despido, Emily recibe un ascenso. Ahora Luke es su analista y ahora dinámica ha cambiado. Lo profesional tiene un eco en lo personal.

"Juego limpio" explora, a través de una pareja, las relaciones de poder, la avaricia y las políticas de género. Chloe Domont crea un paralelismo entre lo que sucede en la intimidad y lo público para exponer aquello que se coloca o cree como superior, para revelar la masculinidad tóxica y las vulnerabilidades que se ocultan tras las acusaciones y suposiciones de que una mujer, para triunfar, debe ocupar su cuerpo, debe recurrir a lo sexual. Sí, hay algo incorrecto en que un jefe llame a una empleada a la medianoche y la cite en un bar, pero igual lo había hecho antes con uno de sus compañeros y, claro, ¿qué no pudo hacerlo en horas laborales y en el lugar de trabajo? Todavía peor que la pregunta de Luke sea si hubo algo más y que aún con la respuesta clara, directa y contundente de Emily, la duda quede. "Juego limpio" desdobla, entre lo lo narrativo y lo audiovisual los juegos entre géneros.

El filme tiene una estética que recuerda a los thrillers eróticos de finales de los 80's e inicios de los 90's con títulos como "Atracción fatal" (1987), "Una propuesta indecorosa " (1993) y "Acoso sexual" (1994). Es fría y calculadora, un tanto aséptica... pero lo sexual tiene otra dimensión. La acción sucede prácticamente en dos lugares, la oficina y el departamento, y prácticamente entre dos partes, Emily y Luke. La cámara observa y se acerca, poco a poco y reduciendo el espacio. Revelando más de los personajes, asfixiándolos más. El primer acto se centra en esa competencia por el puesto. Ambos lo quieren y no son los únicos. El segundo acto ve a Emily confirmar su lugar, aún y cuando no hay dudas de que es el mejor; a Luke, tratar desesperadamente de hacerse del próximo asenso. En el primero la tensión era sexual, pasional; en el segundo es laboral y ninguno lo entiende por completo; es un cambio en la balanza del poder. Él se siente disminuido. Ella quiere ayudarlo.

El duelo entre los personajes se sostiene gracias a sus actores. Phoebe Dynevor tiene en Emily el personaje más relevante en su carrera. La actriz británica saltó al ojo público como la protagonista de la primera temporada de "Bridgerton". Como en aquélla, su físico le viene muy bien al rol. Sus facciones son delicadas, frágiles, pero Dynevor tiene fuerza, voluntad y astucia. Su Emily tiene la contundencia, la inteligencia, el arrojo y la perspicacia que Luke nunca tendrá. Para Alden Ehrenreich, éste es el personaje de su carrera, al menos, hasta el momento. Ehrenreich ha sido un actor con una suerte dispar en la industria. Se ha hecho de protagónicos en proyectos prometedores ("Han Solo. Una historia de Star Wars" y "Hermosas criaturas"), pero fallidos. Aquí tiene una oportunidad de mostrar sus cualidades histriónicas y las aprovecha. Luke es mucho más frágil que Emily, aunque no lo aparenta. Luke es confrontado a lo que no quiere ver: no es tan bueno como Emily y nunca lo será. Para Emily, cuando se entera, poco después del ascenso, es también fuerte. Es el hombre al que ama y ahora lo ve con los ojos de otros, no le quita su afecto, pero sí le da otra dimensión. Para Luke es entender que la esperanza y el trabajo duro no siempre son suficientes.

"Juego limpio" juega limpio... y no. Es directa en lo que quiere decir, en lo que quiere mostrar, pero tiene niveles y en ellos se esconden y revelan más verdades. El juego de Emily es limpio y, sin embargo, para mantenerse en la jugada, se ensucia. Campbell (Eddie Marsan), su jefe, se lo dice: "Todos hacemos cosas sucias. Pero no volvemos a la oficina con ellas". "Juego limpio" se mantiene en el filo de la navaja. Es, más que una historia de amor, más que un drama corporativo, una disertación sobre la disparidad en la lucha de géneros, sobre cómo la balanza nunca ha tenido un piso parejo y sobre cómo la vida... mata. Lo dice Emily en una metáfora, "este trabajo, nos está matando" y sí, irónica, metafórica y literalmente. Así es el "juego limpio".

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EE. UU. 2023 - 1h 53m



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