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Foto del escritorCarlos Andrés Mendiola

Encantada

Disney se reinventa.


Nueva York, 2007. De una alcantarilla sale una joven vestida elegantemente de blanco. Se le ve confundida. Parece que va a una boda. Busca el palacio de Andalasia donde dice la espera su príncipe. Gente va, viene y pone poco interés a esa muchacha de delicados modales. La confianza la lleva a perder su corona de brillantes y la lluvia la toma por sorpresa. A punto de caer de un anuncio espectacular que cree el castillo, Giselle (Amy Adams) es ayudada por Robert (Patrick Dempsey), un abogado a cuya hija, la joven le recuerda a las clásicas princesas de los cuentos. Instalada en su casa, al día siguiente con su canto atrae a singulares animales citadinos (palomas, ratas y cucarachas) con cuya ayuda pone todo en su lugar. No, Giselle no es una loca, ni la historia un sueño. La joven ha sido expulsada de Andalasia por la reina Narcisa (Susan Sarandon) quien se opone a su matrimonio con el príncipe Edward (James Marsden). En una ciudad ajena y alejada de la fantasía, Giselle deberá luchar por su felicidad y entenderá el verdadero significado del amor.



Con “Encantada”, Disney le da un giro a los cuentos de hadas de una forma completamente distinta a lo que antes había hecho “Shrek” (2001). En principio, el filme inicia como una historia animada al más puro estilo de clásicos como “Blanca Nieves y los siete enanos” (1937) y “La Bella Durmiente” (1959) y, por su puesto, es acompañada por un número musical. Pero en pocos minutos su personaje principal, Giselle, es enviada a otro mundo, el real. El dibujo animado adquiere carne y hueso, y la historia, sin dejar de ser un cuento enfrenta convenciones menos complacientes. El amor parece estar fuera de moda. Dos universos han entrado en conflicto.


Regularmente las películas muestran una invasión del mundo real al animado. En “Encantada” sucede lo opuesto. Pero, aunque los personajes son interpretados ahora por actores mantienen sus personalidades. Giselle es increíblemente alegre, Edward es varonil, pero no muy brillante, y Pip, la ardilla, a pesar de perder su voz, mantiene su perspicacia. El gran acierto está en la dirección y en una selección de reparto que saca victoriosamente la encomienda. Mención aparte merece Amy Adams, quien como Giselle entrega una princesa llena de entusiasmo, porte y dulzura, en la mejor ejemplificación de la tradición. Adams es una princesa de cuento de hadas en toda la extensión de la palabra, con la corporalidad exacta, natural y sin excesos; haciendo que la transición del personaje, de uno bidimensional a uno redondo, sea sutil y creíble. Su labor le valió la nominación como Mejor Actriz de Comedia o Musical al Globo de Oro, y muchos consideraron que debió haberlo sido también para el Oscar.


“Encantada” es un homenaje que saca provecho de todos los clichés de las historias clásicas de Disney y sus princesas. Es un gran divertimento con personajes, escenas y números musicales memorables -el número en el parque y su tema “Cómo sabrá que la amas”, se coloca ya entre los clásicos-, al nivel de aquellos de “Mary Poppins” (1964). Y sobretodo, “Encantada” es una gran historia llena de magia, fantasía y amor. Un amor ya no ideal, sino más bien, ubicado en la época actual. Un amor por el que se trabaja, que hace sufrir, duele, pero que hace muy feliz cuando se comparte y se trabaja por tener cada día una parte del final feliz.

Enchanted

EE.UU. 2007

Director: Kevin Lima.

Reparto: Amy Adams, Patrick Dempsey, James Marsden, Susan Sarandon, Idina Menzel

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