Hay tanto mal como bien en esta comedia romántica.
Elle y Lee son mejores amigos de toda la vida, literalmente (nacieron el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar y no, no son hermanos, pero casi, sus mamás son mejores amigas y el nacimiento es una casualidad... o licencia narrativa, ya no digamos el que sus nombres se escriben con las mismas letras). Todo ha funcionado bien, en parte, gracias a las reglas que establecieron. Entre ellas está el que no pueden enamorarse de un familiar del otro. La cuestión está en que ya no tienen 6 años, están en su penúltimo año de preparatoria y Noah, el hermano mayor y "chico rebelde" de Lee, no le resulta nada indiferente a Elle.
Si se le ve de manera crítica, "El stand de los besos", una adaptación de la novela de Beth Reekles, es formuláica, sexista y llena de clichés. Ahí están la objetivación de mujeres y hombres, los cuerpos atractivos, las escenas sexys, los estereotipos y el galán tipo Edward Cullen (sí el de "Crepúsculo") que tanto ha funcionado y derivado en otros como el famoso Christian Grey o Hardin Scott de "After" (ya saben, la combinación de peligrosidad con ternura, vulnerabilidad, una dosis de docilidad, mucha fuerza y gran atractivo físico... y sí, todo eso lo inspiró Edward). Y ahí está la cuestión de todo lo que comienza a estar bien. Sí, será irreal y reprochable , pero es un ideal y comercialmente funciona. A ello se le suman una protagonista muy carismática (Joey King) , un galán seductor (Jacob Elordi), quienes tienen gran química (no en balde terminaron convirtiéndose en novios), y bastantes momentos memorables, entre ellos el que sucede precisamente en el stand de los besos (una idea para recaudar fondos, no diré más).
"El stand de los besos" podrá no ser la más original, ni la más propositiva o progresista, pero sabe bien qué marcas tocar y cómo hacerlo, y ello explico la inevitabilidad de su éxito y una secuela.
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"The Kissing Booth"
EE. UU. 2018 - 1h 45m
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