Un poco más de bueno y menos de malo en esta secuela que entiende dónde está el encanto de la primera entrega y que deja todo listo para una tercera.
Elle se enfrenta en su último año a la distancia con Noah, quien ahora estudia en otra ciudad; en nada ayudan la presencia de Chloe, una joven con apariencia de modelo que pasa mucho tiempo con él, y la de Marco, el nuevo alumno de su prepa (que curiosamente es una suerte de versión latina de Noah y quién, además, canta y baila), por quién siente atracción. En la mezcla están el balance que Lee busca encontrar entre su amistad y su relación con Rachel, la urgencia de elegir dónde estudiará, siguiendo o rompiendo una regla, y claro, un nuevo stand de los besos que traerá sorpresas.
De "El stand de los besos 2" hay que entender que está hecho para los fanáticos de la primera y los seguidores de las comedias románticas, público adolescente y joven, en su mayoría. Sí, igual que la anterior recurre a lugares comunes y es predecible. Sí, dura mucho, quizás más de lo necesario, pero tampoco es que se sienta pesada, al contrario. Le baja en mucho al tono sexista de la anterior, aprovecha al máximo el carisma y talento de su protagonista, Joey King, así como cada momento a cuadro de Jacob Elordi (Noah), reforzando su lado vulnerable y haciéndolo un galán "más perfecto"; Taylor Zakhar Perez es una adición atractiva, pero se queda en un mero instrumento de atracción, su personaje está muy poco desarrollado.
Es inevitable que triunfe y se coloque en los primeros lugares de popularidad de Netflix, igual que es inevitable que divida opiniones y se convierta en el placer culpable de más de uno.
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"The Kissing Booth 2"
EE. UU. 2020 - 2h 14m
