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El prĆ­ncipe de Persia: las arenas del tiempo

Luego de, contra todas las apuestas, convertir la adaptaciĆ³n de una atracciĆ³n de los parques Disney en una exitosa franquicia cinematogrĆ”fica (ā€œPiratas del Caribeā€, 2003, 2006, 2007 y 2011, con un reboot previsto para los prĆ³ximos aƱos), el productor Jerry Bruckheimer pretendiĆ³ repetir la fĆ³rmula al conseguir lo propio con el videojuego ā€œEl prĆ­ncipe de Persiaā€.



Ubicada en lo que hoy es IrĆ”n, ā€œEl prĆ­ncipe de Persiaā€ tiene por protagonista a Dastan (Jake Gyllenhaal), un huĆ©rfano adoptado por el rey que de pronto se ve acusado de asesinarlo al regalarle un manto envenenado. El obsequio, que pretendĆ­a ser una ofrenda tras la conquista injustificada (el pretexto: la supuesta manufactura de armas) de la pacĆ­fica ciudad de Alamut, le fue dado por su hermano pero nadie estĆ” dispuesto a escucharlo. Para salvar su vida, Dastan huye acompaƱado por la princesa Tamina (Gemma Arterton), quien en realidad desea recuperar la daga que Dastan interceptara durante la conquista. Tamina es su guardiana. La daga porta las arenas del tiempo y es capaz de retroceder en el tiempo a su portador, cambiando con ello el futuro. La pareja emprenderĆ” un viaje con aras en dejar al descubierto la verdad aunque Ć©sta es distinta a la que imaginan.


Como mero entretenimiento ā€œEl prĆ­ncipe de Persiaā€ funciona. Sin embargo, el resultado final estĆ” lejos del alcanzado en ā€œLa maldiciĆ³n de la perla negraā€ (2003), primera entrega de ā€œPiratas del Caribeā€. Los elementos estĆ”n ahĆ­: un hĆ©roe rebelde, una hermosa princesa, un terrible villano, mucha aventura, suntuosos efectos especiales, traiciones, una historia de amor-odio, artefactos mĆ”gicos, un reparto que mezcla experiencia con figuras en asenso y las mĆŗltiples posibilidades que ofrecen los juegos con el tiempo. El problema estĆ” en las dosis.


Mike Newell es un director cumplidor (ā€œHarry Potter y el cĆ”liz de fuegoā€, 2005) y en esta ocasiĆ³n consigue un blockbuster promedio, pero es incapaz de darle corazĆ³n. La trama es predecible y cuando el Ćŗltimo giro llega mĆ”s que agradar al espectador lo indigna. Los personajes estĆ”n pobremente delineados y los actores apenas y consiguen sacarlos a flote. Gyllenhaal, quien se quedĆ³ con el papel sobre Orlando Bloom y Zac Efron, funciona como hĆ©roe de acciĆ³n pero Dastan estĆ” lejos de ser el cĆ­nicamente encantador Jack Sparrow de Johnny Depp o de contar con elementos distintivos que lo destaquen. Gemma Arterton continuaba en asenso que prometĆ­a, pero al final no logrĆ³ consolidarse como una estrella. Ben Kingsley brinda su presencia y poco mĆ”s; bien hubiera hecho el estudio en disfrazar mejor su rol antagĆ³nico en lugar de desperdiciar gratuitamente la que pudo ser una de las sorpresas de la trama. Y Alfred Molina como el Sheik Amar intenta arrancar un par de carcajadas con diĆ”logos poco ingeniosos, aĆŗn asĆ­ su personaje es uno de los mĆ”s interesantes dada su crĆ­tica postura de los sistemas gubernamentales.

La clave en el asenso al trono del prĆ­ncipe de Persia estĆ” en el uso futuro que le dĆ© a las arenas del tiempo, pero para poder tener derecho a ello antes deberĆ” contar con el visto bueno del pĆŗblico... las arenas pudieron traerlo de regreso, pero mĆ”s bien dejaron que se lo lleva el viento.

Prince of Persia: The Sands of Time

EE.UU. 2010

Director: Mike Newell.

Reparto: Jake Gyllenhaal, Gemma Arterton, Ben Kingsley, Alfred Molina.

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