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El ocaso de una estrella

“Usted es Norma Desmond. Solía salir en películas silentes. Usted solía ser grande,” Joe Gillis
“¡Soy grande! Son las películas las que se han vuelto pequeñas,” Norma Desmond.

Hollywood al desnudo. No es un ataque, tampoco una carta de amor. Cuando las luces se apagan solo queda la cruda realidad. “El ocaso de una estrella”, ubicada en el número doce en la lista de las Cien Mejores Películas del American Film Institute, es, probablemente, el mejor retrato que sobre Hollywood se haya hecho.



Un hombre ha muerto. Su cuerpo flota en la piscina que siempre deseó poseer. Se trata de Joe Gillis (William Holden) un escritor de películas de serie B que está a punto de iniciar el relato. Meses antes Gillis enfrentaba una fuerte crisis económica. Huyendo de sus acreedores llega a una abandonada casa de Sunset Boulevard donde esconde su coche. Pero no está solo. A pesar del descuido exterior la casa está habitada. La reina del cine silente, Norma Desmond (Gloria Swanson), es su dueña. Confundiéndolo con otro, Norma lo hace pasar. En la plática, la actriz acaba contratándolo para que revise “Salomé”, el guion que ha escrito para su regreso. El acuerdo incluye que se mude a la mansión. El paso de los días comienzan a develar una serie de secretos que incluyen el primer matrimonio de Norma con Max (Eric von Stroheim), su ahora mayordomo, y sobre todo que Norma se sigue viendo como una gran estrella y que en Joe ve a más que un empleado. La combinación resulta peligrosa. Norma cree que su regreso a la gran pantalla está cercano y que Joe es feliz a su lado. El escritor está trabajando en un nuevo libreto con Betty Schaefer (Nancy Olson), la prometida de su mejor amigo de quien se enamora. Cuando Norma lo descubre, las luces están a punto de volver a resplandecer.


Lo extraordinario de “El ocaso de una estrella” es lo realista que se atreve a ser. Billy Wylder y su coguionista Charles Bracket conocían los entretelones de la industria y no temieron enfocarlos. Hacen referencia a actores reales (Darryl Zanuck, Tyrone Power, Alan Ladd) y los muestran (Buster Keaton, Anna Q. Nilson y H. B. Warner). Toman elementos de la vida real (Norma visita a Cecil B. De Mille en la filmación de “Sansón y Dalila”, 1949) y los aprovecha (la propia Swanson fue una leyenda del cine mudo, tenía casi una década retirada; Max von Stroheim tuvo sus inicios como director cuando trabajó con Swanson con quien tuvo exabruptos separados al momento de la filmación). El planteamiento sugiere un film noir, el desarrollo revela una sátira y un drama. Cada cuadro descubre una capa más. “El ocaso de una estrella” como sus personajes tiene tantos niveles que es imposible explorarlos todos en unas cuantas líneas. Entre ellas la propia realización del filme.


Antes de acabar en Swanson el protagónico fue rechazado por Mae West, Pola Negri, Mary Pickford y Greta Garbo, a quien le fue ofrecido a pesar de que ya se encontraba retirada. Montgomery Cliff dejó el personaje de Gillis poco antes de iniciada la filmación, a Marlon Brandon no le fue ofrecido por ser muy joven y Gene Kelley no pudo aceptarlo por su contrato con la MGM. William Holden lo consiguió a pesar de ser poco conocido. Swanson da una de sus mejores interpretaciones como Desmond. Es precisa en sus manierismos en sus grandilocuentes delirios. Se conserva al filo de la parodia, manteniendo a Norma al borde la locura casi toda la película. Para los mexicanos resulta imposible no pensar en María Felix, sobre todo ante los ingeniosos diálogos y la convicción con que son dichos. Holden proyecta una sutil debilidad que le produce tanto comodidad, como desprecio por sí mismo. El personaje le brindó un nuevo aire a su carrera y lo proyectó para convertirse en una estrella. Eric von Stroheim tiene en sus manos el papel que cohesiona el filme, Max. El mayordomo-chofer-director-fan-exesposo es conmovedor en su impavidez, resignación e incondicional amor. Los tres fueron considerados al Oscar, respectivamente, como Mejor Actriz, Mejor Actor y Mejor Actor de Reparto. El catalizador lo pone la casi debutante (era su segunda película) Nancy Olson.


La Academia le otorgó tres premios: Mejor Dirección de Arte, Mejor Banda Sonora y Mejor Guion. La consideró en once categorías incluyendo Mejor Película y Mejor Director. El honor se lo llevó la también clásica “La malvada” (número 16 en la lista de la AFI). El tiempo, a diferencia de a su protagonista, ni la ha olvidado ni la ha envejecido.


La grandeza de “El ocaso de una estrella” es que ve a través de las ilusiones; retrata lo espectacular del mundo del espectáculo al tiempo que disecciona sus entretelones. Al final de cuentas como cuenta Desmond, “no hay nada más. Solo nosotros y las cámaras, y esa gente maravillosa allá en la obscuridad”. Es tiempo de su close-up.

Sunset Boulevard

EE.UU. 1950

Director: Billy Wylder.

Reparto: William Holden, Gloria Swanson, Erich Von Stroheim, Nancy Olson, Fred Clark, Cecil B. De Mille.

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