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Buenas noches, buena suerte

EE. UU. 1953. Hay miedo de la Unión Soviética, pero sobretodo hay miedo de un hombre, de aquél que juró llevar hasta sus últimas consecuencias una cruzada contra el comunismo en el gobierno norteamericano: Joseph McCarthy. Un hombre para quien la verdad perdió proporción y cuya visión nunca recobró la claridad.



Edward R. Murrow (David Strathairn), un periodista de televisión de reconocido prestigio está en desacuerdo con la doble moral de McCarthy y decide expresarlo. El hombre es apoyado por los productores y reporteros de “See it Now”, su programa, y por la cadena que lo transmite, CBS, y aún cuando pierden patrocinadores y el mismo McCarthy lo acusa de pertenecer a una asociación subversiva, se mantiene firme. Murrow está reportando los hechos y si éstos son contrarios a las fantasías de McCarthy, son indudablemente objetivos.


Aclamada por la crítica y nominada a seis premios de la Academia, incluyendo los de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guion Original y Mejor Actor, “Buenas noches, buena suerte” es una inteligente crítica a una figura patética que se encumbró en medidas absurdas que sólo denotaron su inseguridad e incompetencia, pero más aún, es un homenaje al heroísmo y coraje de aquellos periodistas que se aferraron a sus trincheras y no dejaron que su labor, y, sobre todo, su libertad, se viera amedrentada. Destaca la actuación de Strathairn, quien a base de sutiles cambios y de un trabajo interno, recrea adecuadamente y lejos de exageraciones al legendario Murrow. Un acierto el no incluir a un actor para interpretar a McCarthy; en su lugar se usan videos originales. La fotografía, en blanco y negro, es una delicia por su delicadeza y precisión. Por su parte, Clooney deja ver, en este su segundo trabajo como director, un gran manejo del lenguaje cinematográfico, a un prometedor contador de historias y una mentalidad crítica.


“Buenas noches, buenas suerte” retrata uno de los periodos más obscuros y difíciles que ha enfrentado la prensa, y en su conjunto, la sociedad norteamericana. Un episodio compartido. Un episodio que desafortunadamente no deja de estar presente en distintas latitudes. McCarthy es hoy el emblema de lo que bien podría tener otro nombre o apellido, pero que indudablemente es sinónimo de mentira. Acompañado por seres temerosos y serviles que no conocen otra respuesta más que el asentimiento, llamando a sus oponentes traidores, y estableciendo una serie de reglas que sólo convienen a sus intereses, construyó una base de gran poder. Destruyó a otros con sus mentiras... sólo para después ser destruido por la verdad.


Bien señala Murrow en un punto de la historia: “Para aquellos que dijeron que la gente no vería, que no estarían interesados, son muy complacientes, indiferentes y aislados. Sólo puedo contestarles: hay, en la opinión de un reportero, evidencia considerable contra esa contención. Y aún si están en lo correcto, ¿qué tienen que perder? Porque si están en lo correcto, y este instrumento es bueno para nada mas que entretener, absorber y aislar, entonces el tubo está oscilando y pronto toda la lucha estará perdida. Este instrumento puede enseñar, puede iluminar; sí, y puede incluso inspirar. Pero puede hacerlo sólo en la extensión en que los humanos estén determinados en usarlo para dichos fines. De otra manera son sólo cables y luces en una caja. Hay una lucha más grande y quizás más decisiva contra la ignorancia, la intolerancia y la indiferencia. Esta arma de la televisión puede ser útil.”


¿Qué tan diferente pude ser un pedazo de papel manchado de tinta? ¿Más aún uno manejado por estudiantes? Parece que poco y mucho. Una administración se ha empecinado en controlarlo porque las voces distintas y el tan manoseado, pensamiento crítico, no caben más que en la hojas de la ficción que un escritor recostado sobre el diván del diablo intenta hacer coherentes en una casa de espejos donde nada es lo que parece, y él, el único que aparece, no es más que una mentira inflada de egocentrismo, una invención de sí mismo que intenta alejarse de la pobreza y la miseria que en realidad representa. Buenas noches, y buena suerte.

Good Night, and Good Luck

EE. UU./Japón/Francia/Inglaterra 2005

Director: George Clooney.

Reparto: George Clooney, Patricia Clarkson, Robert Downey Jr., David Strathairn, y Jeff Daniels.

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