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"Adolescencia"

No se equivoquen, la adolescencia es una guerra. Nadie sale ileso," Harlan Coben

El que adolece padece, sufre, aguanta y experimenta.

La adolescencia, esa "bonita" etapa de transición, en medio de la niñez y la adultez, con el reto de no saber quién se es y de encontrarlo. Una mira actual sucede en "Adolescencia", la serie fenómeno de 2025 que nos ha tomado a todos, un poco como la adolescencia, por sorpresa. Es, con sus debidas diferencias, la "Bebé Reno" del año.

En su inicio, una pareja de policías conversa. Él cuenta de los retos que enfrenta con su hijo adolescente. Un momento después reciben la orden de ir a arrestar a Jamie Miller (Owen Cooper) de 13 años. El motivo, es el principal sospecho del asesinato de una de sus compañeras. ¿Es responsable? ¿Cuál sería el motivo?

"Adolescencia" responde, en realidad, bastante pronto a la cuestionante del hecho, no tanto a lo que hay detrás, es más, quizás no lo hace y ahí está justo su riqueza e impacto en las preguntas que hace. En la manera en cómo aborda, a través de un hecho, el panorama actual de los adolescentes. Sí, no es el caso de todos, afortunadamente. Sí, está llevado al extremo y sí, en cualquiera de los casos confronta con la propia búsqueda y el propio descontrol de la etapa, de no saber quién se es, qué se siente y cómo controlarlo.

La miniserie es atípica, para su buen tino, en varios sentidos. Si bien sigue el caso, a diferencia del drama criminal típico o el thriller habitual, aquí el misterio no está en quién, sino en por qué. La narrativa tampoco sigue una serie de eventos a lo largo de los días o meses, en su lugar se ocupa de eventos puntuales. El primer episodio es la detención de Jamie y el primer interrogatorio, en compañía de su padre y su abogado. El segundo es el recorrido, tres días después, de los policías en la secundaria, entrevistando a profesores y compañeros. En el tercero, siete meses después, sucede la evaluación de Jamie a manos de una psicóloga. El último, a los trece meses, la familia de Jamie celebra el cumpleaños número 50 de Eddie (Stephen Graham), el padre de Jamie, quién espera juicio. Los Miller viven con las miradas de los demás, al ser la familia de un asesino., de un adolescente que se salió del carril.

La forma en cómo se cuenta "Adolescencia" es sin duda parte de su impacto. Cada episodio es una toma continua. Es decir, no hay cortes ni postproducción que ordene las imágenes. Todo está en las actuaciones y los movimientos de la cámara. La decisión desde luego implicó un gran reto para la producción. Cada escena que aquí podría llamarse también capítulo se ensayó y se filmó en varias ocasiones un tanto como si fuera teatro; la diferencia, aquí la cámara se mueve y decir que se mueve no es poca cosa. En algunos casos la cámara vuela, en otros sale por una besa o acompaña a un personaje que corra. El reto no es poco, pero el efecto lo es todo. La decisión le da una continuidad a los momentos pocas veces visto y en ello le da profundidad al ser de los personajes, a su sentir y contundencia a los hechos. El que la cámara recorra los lugares, se mueva de un punto de vista a otro, lo hace inmersivo. Estamos ahí. En la casa que es invadida por la policía, en el salón de clases, en el cuestionamiento a Jamie o en la casa de los Miller.

Cada episodio permite a su vez ver un ángulo distinto de la historia. En el primero está la perspectiva de Jamie y la sorpresa de su padre. Jamie niega haberlo hecho. ¿Cómo su padre va a creer que su hijo de 13 años pudo quitarle la vida a alguien más? En la escuela se vive el caos. Los sentimientos están a flor de piel o bien escondidos en lo más profundo. El propio policía se pregunta cómo es que algo sucede, cómo es que se aprende en ese desorden. Es, por cierto, uno de los episodios clave. Luke (Ashley Walters), el detective, descubre, no por su labor, sino por su hijo lo que sucede a plena luz: la comunicación en redes sociales a través de emojis. Una serie de íconos pueden ser un arma letal y son, para quién no sepa interpretarlo, simples representaciones de algo más, pero, por ejemplo, en el caso de Jamie, había sido acusado de ser un incel (término que abrevia "incelibacy" o "en celibato", pero que denota a quién lo es de forma involuntaria, es decir, quién no es deseable para intimar).

Todos los episodios son reveladores e impactantes. En los cuatro actos que lo conforman, el tercero es el clímax. Es quizás el capítulo más desgarrador en tanto finalmente confronta y revela, más allá de si Jamie es el asesino, su sentir, su naturaleza. Es un duelo de actuación entre él y Briony (Erin Doherty). Ella llega en la mejor actitud, va por un chocolate a la máquina para Jamie y le pone bombones. Le lleva también un sandwich que ella misma preparó. El objetivo es evaluar si Jamie entiendo los elementos alrededor del caso, más que el caso en sí. En hacerlo, desde luego, está evaluando a Jamie. Las reacciones y emociones de Jamie fluctúan durante la entrevista. Es claro que para él lo mejor será que ella se vaya con una buena impresión. Es la última entrevista. Erin no volverá. Él la cuestiona el final, ¿le cae bien? Ella se rehúsa a responder. El sandwich o, mejor dicho, lo que queda de él, está ahí. A ella ahora le da asco. En su lenguaje corporal hay desasosiego, sus ojos asoman lágrimas. Ha aprendido más de Jamie que lo que esperaba. No necesitamos leer su reporte. La evaluación está en cómo la deja ese encuentro y en ello en cómo nos damos cuenta de quién es Jamie y de que pasa en muchos adolescentes. De nuevo, la serie no dicta que un adolescente sea un criminal en potencia, sino un ser con un vació ante el que no sabe qué hacer y que no sabe cómo llenar. La serie es y seguro estará y se llevará muchos premios. El capítulo en sí es ya una clase de actuación, de cine, de guionismo. Es una joya y un clásico instantáneo.

El desenlace no tiene a Jamie más que en una llamada para felicitar a su papá y comentarle algo del caso. Es una celebración agridulce, desde luego. Es una cuenta de cómo la vida les ha cambiado a quienes rodean a Jamie. La familia sólo quiere tener un buen festejo, muy tranquilo e íntimo, pero, de repente, la camioneta de Eddie aparece con un mensaje refiriendo al crimen. Es el cuestionamiento social a los padres. ¿Qué hicieron o dejaron de hacer? ¿Son los verdaderos culpables? Quizás Eddie y Manda (Christine Tremarco) debieron preguntarse qué sucedía tras la puerta cerrada de la recámara de Jamie, qué había detrás del silencio. También se dan cuenta que no sólo educaron a Jamie, también a Lisa (Amélie Pease) y Lisa está en una situación y con posibilidades muy distintas. Es un deslinde de responsabilidades.

Leer o saber de "Adolescencia" en una primera instancia puede distancia o prevenir de la serie. Puede pensar que es una serie más de adolescentes, un thriller más de secundaria. No lo es. Fue concebida por Stephen Graham tras percatarse del incremento e violencia en el Reino Unido, en especial de crímenes cometidos en contra de mujeres adolescentes. Examinar la influencia de figuras como Andrew Tate en los niños. Tate es un kickboxer y uno de los influencers más importantes, siendo, por ejemplo, una de las tres personas más buscadas en aquel país en 2023 y con casi 10 millones de seguidores en X. Es también conocido como el "rey de la masculinidad tóxica", él mismo se refiere a sí mismo como un misógino. Enfrenta seis investigaciones legales. "Adolescencia" es una mirada, una exploración a ello.

A "Adolescencia" no puede rehuírsele. Una vez que se entra en ella es ineludible. Es envolvente. Es como una caída libre. Cuando suelta no deja indiferente. Se está en la tranquilidad que permite la ficción, la seguridad de ver algo en la pantalla, pero emocional e ideológicamente el torbellino ante el que se ha estado logra su propósito. ¿Qué es lo masculino? ¿Cómo debe expresarse? ¿Cómo se construye? ¿En casa, en la escuela, en las redes sociales? ¿A través de otros o desde uno mismo? ¿Qué debe hacerse para prevenir otras historias como las de Jamie?

"Adolescencia" es una provocación y una invitación, al diálogo, a las puertas abiertas más allá de lo físico. Robert Cormier, periodista y escritor, bien dice, "siempre he tenido la sensación de que todos estamos bastante solos en la vida, sobre todo en la adolescencia". "Adolescencia" es la llave que acompaña.






 
 
 

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Storyteller por convicción, Carlos utiliza sus herramientas para generar un impacto positivo en ámbitos que van de la educación al liderazgo, pasando por el marketing, la creación de marcas, la escritura de guiones y el análisis cinematográfico.

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