“Acéptame como soy. Solo entonces podremos descubrirnos uno al otro,” Guido Anselmi.
Entre los clásicos del cine “8 ½” ocupa un lugar especial. No se trata únicamente de una obra de arte en sí, sino de una que habla del propio arte de hacer cine.
El filme, denominado así en referencia al número de películas que Fellini había dirigido hasta ese momento (seis largometrajes, dos cortos y una codirección; este es el octavo), se centra en la crisis personal y creativa que vive Guido Anselmi (Marcelo Mastroianni), un director que a punto de iniciar el rodaje de su más reciente película no tiene idea de qué tratará. Al asunto no le ayudan en nada sus complejas relaciones de tintes Freudianos con su esposa Luisa (Anouk Aimée), su amante Carla (Sandra Milo), su mujer ideal, Claudia (Claudia Carinale), una actriz, y sus padres, sin contar su represiva formación católica.
En síntesis “8 ½” parece sostenerse sobre una trama sencilla pero el montaje y la ejecución que hace Fellini hacen toda la diferencia. En principio, “8 ½” es un trabajo introspectivo que oscila entre la realidad y la fantasía. El espectador observa lo que sucede a través de los ojos de Guido y a través de sus recuerdos, interpretaciones y reinterpretaciones. Entonces, el asunto se complica pues, aunque para algunos dicha situación refleja el desconocimiento que Fellini vivía durante el rodaje, el resultado final da cuenta de una meticulosa construcción que si bien parece imitar a la realidad, en un ejercicio supremo de lo que Baudrillard denominaría como simulacro y que tampoco puede escapar a la más pura forma del surrealismo, lo es en parte, pero es mucho más una profunda disertación sobre el carácter conflictuado del ser humano, el confuso proceso creativo, y el complejo proceso de producción de un filme.
Los distintos elementos están puestos en su justo lugar. Es de destacar, principalmente, la impecable labor de Mastroianni y el aspecto orgánico que le da a cada escena la costumbre de Fellini de grabar con música, como otros directores italianos de su generación, para después insertar los diálogos durante la post-producción. Ello, aunado a la puesta en escena, hacen de cada toma y casa secuencia una pintura en movimiento que conecta con la siguiente para crear un espectáculo sin comparación.
Más allá de los dos premios de la Academia que recibió (Mejor Película Extranjera y Mejor Vestuario) de sus cinco nominaciones (Mejor Director, Mejor Guión Original, Mejor Dirección de Arte), y de ser ubicada en el número tres en la lista de las 50 Mejores Películas de los últimos 50 Años de la revista Positif de Francia, “8 ½” es la obra de un artista consumado, con todas la dimensiones que ello conlleva, y un ejemplo claro de porqué el cine es el séptimo arte.
Italia/Francia 1963
Director: Federico Fellini.
Reparto: Marcelo Mastroianni, Claudia Cardinale, Anouk Aimée, Sandra Millo, Rossela Falk, Eddra Gale.
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