El enredo lleva a lugares inesperados.
En su tercera temporada y, al parecer, última, "Madre sólo hay dos" tiene un giro inesperado. Retoma con la mentira de Ana (Ludwika Paleta) y Mariana (Paulina Goto) de que se aman, luego de un beso inesperado en el cierre de la temporada anterior. Deben de sostener la mentira para evitar perder la custodia de sus hijas y el negocio que han emprendido y que depende justo del valor LGBTQ+ que ahora representan.
Hay varias formas de ver esta serie. Por un lado, si se le mira a la ligera, es una comedia con bastante de melodrama que se sostiene mejor que otras series mexicanas que terminan por dar más pena que gracia (sí, por ejemplo "Cómo sobrevivir soltero"). Tiene intenciones de abordar temas como la maternidad, el amor, la inclusión y la familia, y su elenco es bastante solvente para lo que deben presentar.
Ahora, si se le ve de manera un tanto más crítica, es claro que hay un cambio de dirección notorio, entre la primera temporada donde el tema era la maternidad (vaya, el título refiere a la frase de conocimiento popular "madre sólo hay una", prometiendo que no necesariamente es así) y que se continuó desarrollando en la segunda, para quedar bastante relegado en ésta y favorecer el tema LGBTQ+. No hay nada malo en que haya más historias LGBTQ, pero el giro se siente más como una tendencia, como una manera de generar un cierto morbo que de realmente abordar el tema. La serie ya tenía personajes LGBTQ que funcionaban sin forzarlo. La propia Mariana se había definido como bisexual, Elena (Oka Giner), ex pareja y ahora amiga como lesbiana y parece claro que Conrado (Roy Verdiguel) es gay. ¿Cuál era la necesidad de hacer a Ana gay? ¿Qué es Ana? La serie no lo define del todo, aunque intentan.
Más allá de ello, la serie sale bastante bien a flote pues los hechos avanzan a ritmo rápido y se ocupa de sus personajes secundarios lo que incrementa el interés. Está Teresa (Liz Gallardo), madre de Mariana, quién ahora está en una relación con Víctor (Rodrigo Cachero), antes salió con Juan Carlos (Martín Altomaro), ex de Ana (sí, todo queda en familia) y ahora se ve de nuevo embarazada. El propio Juan Carlos intenta una nueva relación (Adriana Luvier). Sus hijos, Ceci (Dalexa) y Rodrigo (Emilio Beltrán), enfrentan el no saber qué querer hacer de su vida cuando le toca ir a la universidad y, de nuevo, querer conquistar a una compañera (sí, al pobre de Rodrigo no le dieron ninguna variedad). Javier (Javier Ponce) y Cynthia (Elena del Río) oscilan entre ser socios y/o retomar su relación. Hay algunas actuaciones especiales como las de Leonardo Daniel (como el conservador padre de Juan Carlos y Víctor) y de Enrique Singer (como padre de Ana), además de las ya recurrentes de Lisa Owen (madre de Ana), Christian Chávez (Manolo, ex compañero de Javier y ex de Cynthia) y Nora Velázquez (Altagracia, servicio en casa de Ana). Matías Novoa aparece como Ferrán, interés romántico de Mariana.
En su tercera temporada, "Madre sólo hay dos" sale del paso y concluye (porque no deja mayores cabos sueltos, aunque uno nunca sabe), haciendo gala de sus principales virtudes y dando entretenimiento light, aunque desviándose un tanto de su intención inicial. En fin... que aquello de si "madre hay sólo una" o "hay sólo dos" pasa a segundo término... ya no hay respeto.
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México 2022 - 10 Episodios de alrededor de media hora
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