En 1996 se estrenó "Jóvenes brujas", filme que tuvo éxito modesto en su estreno, pero que luego, con el paso de los años, adquirió estatus de culto y que incluso ha sido denominada por algunos como progresista (Complex Magazine) al escapar de clichés del género y convertirse en una de las películas representativas de los 90's. "Jovenas brujas: nueva hermandad" retoma la historia 24 años después.
Tres adolescentes practican magia con poco éxito. Les falta la cuarta para completar la representación de los elementos y completar el círculo. Cuando Lily llega y un par de eventos a su alrededor suceden, la invitan para descubrir si es la indicada... y lo es. Forman un aquelarre y comienzan a actuar sin saber las posibles consecuencias ni que están siendo vigiladas y hay quién tiene planes para ellas, en especial sobre Lily.
Las intenciones de "Jóvenes brujas: nueva hermandad" son claras, iniciar una nueva franquicia. Quizás lo logre. Los fanáticos seguramente la encontrarán con suficiente encanto, más aún con la revelación final que claramente la ligan con la anterior y con las posibilidades que el encuentro previo plantean, pero antes que sobrenatural, "Jóvenes brujas: nueva hermandad" es un filme sobre la adolescencia, sobre identidad y empoderamiento, que se suma a la ola de títulos con discursos feministas y de inclusión. No hay nada de malo en ello, pero la obviedad no le ayuda. Su comienzo es bueno, sabe cómo utilizar y homenajear a la original, tiene un cast y personajes competentes. Luego le pasa como a sus protagonistas, pierde la brújula (aunque sigue siendo entretenida) y cuando la encuentra, a diferencia de ellas, no le alcanza la magia.
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