Es irónico, pero este documental no es "un buen viaje" ni una aventura... apenas y tiene toques psicodélicos.
Su intención es explorar los beneficios, efectos, riesgos, historia, impacto cultural y futuro de los alucinógenos. Y quizás ahí esté parte del problema. Intenta hablar de tanto que termina por hablar de nada... y eso es literal. Gran parte se va en narraciones de figuras del espectáculo (Anthony Bourdain, Sting, Carrie Fisher, Sarah Silverman...) sobre algún "viaje" que acaban por volverse aburridas e intrascendentes a pesar de lo surrealistas que puedan ser y de las recreaciones animadas o con actores. Luego está el otro problema, intenta ser ligera y chistosa, pero no es ni una ni otra.
La única virtud del filme es que es honesta y desenfadada, pero dentro del catálogo de documentales de Netflix, éste es una aventura que vale más ahorrarse o atenerse a un "mal viaje".
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