Carlos Andrés Mendiola

29 de nov de 20201 min.

"Thoroughbreds" de Corey Finley

La genialidad de la retorcido en una rareza, un thriller cómico.

Amanda, una adolescente con cargos por crueldad animal tras matar a su caballo herido, acude con Lily, quién fuera su compañera y amiga, a sesiones de tutoría. Al principio los encuentros son forzados, pero luego, en especial tras el notorio rechazo de Lily hacia Mark, su padrastro, el tono cambia. Amanda le ha preguntando si ha pensado en matarlo... y la idea cada vez parece mejor.

"Thoroughbreds" (pura sangre sería la traducción al español del término ecuestre) se cuece, como los mejores platillos, a fuego lento y, lo mejor, si se le presta atención desde el principio, después no se podrá escapar de él. Tiene en Olivia Cook a una Amanda desganada, indiferente e impredecible y en Anya Taylor-Joy, su contraparte perfecta como la reservada, estilizada e igualmente críptica Lily. Anton Yelchin hace su última actuación en el filme. El guion, inicialmente escrito para teatro, aprovecha esos elementos en momentos clave para únicamente dejar ver lo necesario al espectador, pero eso no es lo mejor.

Lo mejor está en el manejo del tono, del ritmo y de los géneros que Corey Finley, en su ópera prima, hace. Juega con la comedia, el drama, el thriller y el film noir. Va de uno a otro con gran solvencia en una historia que recuerda por momentos "Criaturas celestiales", "Psicópata americano" y "Heathers", pero que tiene su propia identidad y que se sostiene profundamente en lo que Freud denomina como "lo siniestro" y que hace que aunque se puede pensar en dejar de ver, no se pueda dejar de hacerlo.

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EE.UU. 2017 - 1h 32m

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