Carlos Andrés Mendiola

26 de dic de 20162 min.

Coraline y la puerta secreta

“Ten cuidado con lo que pides,” frase promocional.

Hogar, curiosidad, juego y adversidad.

En su nueva casa, Coraline Jones encuentra pocas cosas con las cuales divertirse. La niña recibe poca atención de sus padres, unos escritores de libros botánicos, y se aventura a conocer los alrededores. Hay poco que ver. Un bosque lúgubre y seco, un vecino demasiado hablador, y otros demasiado excéntricos: un domador de ratones y un par de actrices retiradas. Aburrido... hasta que encuentra una peculiar puerta. Una vez abierta la desilusión es mayor pues sólo consigue abrirla para mostrar una pared de ladrillos... hasta que, primero en sus sueños y luego siniestramente lejos de ellos, consigue atravesarla. Al otro extremo la espera una realidad paralela donde todo es mucho más divertido e interesante. Coraline deberá decidir entre quedarse en ese inquietante mundo de ensueño o regresar a su verdadero hogar.

Henry Selick (“El extraño mundo de Jack”, 1993) vuelve a la animación stop-motion con esta cautivadora adaptación del best-seller ganador del premio Hugo de Neil Gaiman. Selick ha expresado que esta historia es para niños valientes de cualquier edad. Su comentario no puede ser más certero pues “Coraline” está lejos, en trama, estética y tratamiento, de las películas tradicionales para niños.

“Coraline” es atípica en varios sentidos. En principio, es una acertada translación de la imaginería de Gaiman, muestra una estética completamente poco convencional y distintiva que incluye a una protagonista de cabello azul. Además, su heroína se esmera por parecer antipática. En el inicio, Coraline es petulante y se queja de todo lo que sucede a su alrededor; nada le gusta y nadie la comprende. Es justamente ese detalle, la distancia entre adultos y niños, el que la hace conectar con el público infantil. Una vez que descubre el otro mundo, no es sólo Coraline quien se ve seducida por él. Y es, en ese momento, cuando ya han sido sembradas varias dudas, que el otro mundo resulta demasiado perfecto.

En la mejor tradición del cuento clásico de hadas (fuera de las versiones de Disney, desde luego), “Coraline” es un muy logrado filme que demuestra porque el cine es un arte. La cinta fue nominada como Mejor Película Animada por la Academia, pero más allá de eso, está destinada a convertirse, como “El extraño mundo de Jack”, en una película de culto y en un clásico.

“Coraline” se asienta en aquello que Freud denominó como lo unheimlich o siniestro. Y eso es aquello que viene de la niñez, del interior; aquello que resulta familiar, pero que al mismo tiempo inquieta e intriga; aquello que molesta y cuya única raíz, una vez abierta esa puerta secreta, se encuentra en el interior.

Coraline

EE.UU. 2009

Director: Henry Selick.

Voces: Dakota Fanning, Teri Hatcher, Dawn French y Jennifer Saunders.

    150
    0