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Foto del escritorCarlos Andrés Mendiola

X-Men Orígenes: Wolverine

Dentro del universo Marvel, y el de los comics en general, los X-Men siempre han ocupado un lugar especial debido a sus conflictuados personajes (a diferencia de los bidimensionales de DC) y sus historias de resonancia política. Las primeras dos entregas de X-Men (2000 y 2002) dieron muestra de ello. La tercera (“X-Men: la última batalla”, 2006) falló miserablemente al entregar un festín audiovisual carente de cualquier sustento argumental, con personajes poco desarrollados y una premisa floja. “X-Men Orígenes: Wolverine” toma a uno de los mutantes más queridos e interesantes para relanzar la franquicia y ser la primera de una serie de películas derivadas que aborden los inicios de los superhéroes (se ha pensado en una de Magneto, otra de Deadpool, introducido en esta entrega, y una secuela para “Wolverine”). Aunque consigue ese objetivo (y buenas recaudaciones, desde luego), “Wolverine” está más cerca de la última parte de la trilogía del grupo de mutantes. Y a menos que se demuestra que la serie cuenta con el mismo poder de curación que el protagonista de esta entrega, sus días estarán contados.



“Wolverine” intenta explicar qué fue lo que llevó a James Howlett (Hugh Jackman) a convertirse en Wolverine. La historia comienza en 1840 cuando era un niño y sus poderes apenas comenzaban a manifestarse. En ese tiempo enfrenta un hecho traumático que lo hace huir con su hermano Víctor. Juntos combaten en la Guerra Civil, la Primera y Segunda Guerra Mundial, y Vietnam. Tras la última son reclutados por William Stricker (Danny Huston) para formar parte de un equipo especial. Pero Logan, como también es conocido, no está de acuerdo con los métodos. Deserta e intenta vivir una vida normal junto a Kayla (Lynn Collins), una maestra de primaria. Lo consigue por seis años... pero su pasado regresa; no está dispuesto a dejarlo... aún.

El hilo conductor de la historia pretende ser la batalla entre los instintos (la parte animal) y la razón (la parte humana). Es una premisa interesante pero poco desarrollada como el resto de la historia. Wolverine parece saltar de una situación a otra sin mayor explicación. El filme intenta tocar tantos momentos significativos del personaje que falla en explicar lo que inicialmente promete, sus orígenes, sus motivaciones. Y falla en otro punto esencial, conseguir que el público se interese en él. “Wolverine” fluye y avanza sin mayores problemas, pero no genera empatía alguna. Gavin Hood (“Tsotsi”, 2005) no es capaz de sacar adelante una película de acción con ideas. Tampoco lo es al dirigir a su reparto aunque consigue espectaculares escenas, grandes despliegues visuales, y por lo menos, evita el aburrimiento.


Hugh Jackman repite como Wolverine. El australiano es un actor capaz, pero en esta ocasión no encarna al ciento por ciento al personaje. Parece el personaje. Hay destellos de su personalidad, pero no están ahí ni la ira, ni el ingenio, ni el instinto animal que sí mostró en la trilogía. Jackman funge también como productor y la selección de Hood se le debe en gran medida. Primer gran error. Taylor Kitsch decepciona como Gambito, uno de los personajes más esperados y cuya aparición se tenía planeada desde la segunda entrega de los X-Men. También está mal dirigido y posiblemente fuera de casting, aunque por otro lado, no es el único personaje fuera de lugar. La función que tiene bien pudo haber sido ocupada por cualquier otro del basto universo. El guion, sin duda, es el segundo gran error. Hay otros aspectos más rescatables. Liev Schriber encarna a la perfección a Víctor Creed, alias Dientes de sable. La malicia le es innata y aunque nunca se termina de entender de dónde surge su rivalidad con Wolverine, el actor cumple. Ryan Reynolds está a la altura como Wade Wilson, quien termina por convertirse en una máquina asesina, Deadpool. Los fanáticos podrán sentirse satisfechos con los guiños que la historia hace a momentos significativos en la historia de Wolverine. Así mismo, aparecen por primera vez personajes emblemáticos (Emma Frost y el mencionado Deadpool, por ejemplo), y otros regresan aunque en versiones más jóvenes (Cíclope, Tormenta y hasta el profesor X).


Wolverine llama la atención por dos razones: su naturaleza animal y su misterioso pasado. Pero cuando el segundo intenta ser explicado sin una dosis del primero se está cometiendo un acto de eutanasia. Mientras no se lleve a cabo por medio de una decapitación habrá esperanza, de otro modo, no habrá más que decir.

X-Men Origins: Wolverine

EE.UU. 2009

Director: Gavin Hood.

Reparto: Hugh Jackman, Liev Schriber, Danny Huston, Dominic Monaghan, Taylor Kitsch, Ryan Reynolds, Lynn Collins.

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