El drama familiar se mezcla con el descubrimiento del mundo.
Beth (Sophia Lillis) se muda de un poblado en Carolina del Sur a Nueva York para estudiar la universidad. Su tío, Frank (Paul Bettany), con quién tiene la relación más cercana, a pesar de sus pocas visitas a la familia, es profesor de literatura ahí. Al descubrimiento del mundo que vive Beth, se suma el que su tío es gay, vive en pareja, y que deben volver, tras la inesperada muerte de su abuelo, padre de Frank, a enfrentar un par de secretos. El año es 1973.
"Tío Frank" pertenece a los dramas que exploran las dinámicas familiares. Lo hace con conocimiento de causa; Alan Ball, también responsable del guion, se basó parcialmente en la historia de su padre. En principio, parecería enfocarse en Beth y si bien no la descuida, en realidad el foco está en Frank, en cómo tiene "otra vida" en todo el sentido de la frase que su familia desconoce, que él ha construido, protegido y que sólo es posible porque se fue. La película plantea, sin caer en el melodrama, clichés o estereotipos, las ideologías y en cómo ciertos espacios son más adecuados para el desarrollo personal y emocional. Beth y Frank no encajan y más allá de cualquier preferencia, lo hacen por su deseo de explorar al mundo bajo una óptica distinta, pero como resultado no pueden evitar una fisura en sus vidas.
Ball retrata muy bien el subtexto. En las acciones está lo que unos sienten y piensan de otros y también lo que creen que esos otros sienten o piensan en relación a ellos. Lillis está muy bien, pero es Paul Bettany quién tiene uno de los mejores vehículos para su talento, probablemente dando su mejor interpretación. Una mención especial merece Peter Macdissi, quién hace a Wally, la pareja de Frank. Juntos construyen una relación de complicidad tan fuerte y natural que se antoja conocer más ellos. Más aún, es Wally el responsable de proponer la tesis de un filme que ante todo está a favor de la familia, la autenticidad y la libertad.
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EE. UU. 2020 - 1h 35m
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