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Presidente por un día

Foto del escritor: Carlos Andrés MendiolaCarlos Andrés Mendiola

Bill Mitchell y Dave Kovic (Kevin Kline) son como dos gotas de agua. Bien podría decirse que son gemelos idénticos separados al nacer. El primero es el conservador Presidente de Estados Unidos. El segundo dirige liberalmente una agencia de trabajo temporal. Cuando a Dave le es solicitada su ayuda para hacerse pasar por el presidente en ciertos eventos –alguien tiene que correr los riesgos- accede de buena gana. Pero el presidente sufre un ataque que lo deja en coma. Entonces Dave debe continuar con la farsa, sólo que sus propios intereses comenzarán a intervenir en los de otros a su alrededor.



“Presidente por un día” es una película que refleja la esperanza del momento en el que se estrenó (la presidencia de Bill Clinton) y que aún con el paso de los años sigue resultando agradable de ver. Más interesante resulta el que Bill Mitchell, el presidente en cuestión, sea el presidente número 44, lugar que ocupó en la realidad Barack Obama. Si bien los tiempos actuales más que esperanzadores parecen complicadamente contrastantes, “Presidente por un día” aunque ingenua e idealista apela al principio de un nuevo comienzo.


Ivan Reitman no busca hacer de “Presidente por un día” un filme de crítica o análisis. Reitman pone un par de puntos sobre la mesa, pero más que hacerlos sobre el gobierno de un país lo hace sobre la ética de cada individuo. El tono es de sátira, ligero y envuelto con un aire de alegría, más no de carcajadas. La idea central ya ha sido explotada en otras ocasiones (con éxito en “Mr. Deeds goes to Town”, 1936, y fracaso en “De estafador a senador”, 1992), y en este caso se ve beneficiada de un tono ágil, la energética y amigable interpretación de Kevin Kline (quien se hizo del papel luego de que Warren Beatty y Kevin Costner lo rechazaran), y un reparto sólido que incluye al siempre confiable Frank Langella como el secretario de estado con aspiraciones presidenciales, a Ben Kingsley como el incorruptible y bien intencionado vicepresidente, y a una poco conocida Laura Linney como la secretaria-amante del presidente. El encanto lo redondean cameos de varios políticos, reporteros, periodistas y celebridades, entre quienes se incluye a Oliver Stone, quien explica que una teoría conspiracional es la justificación del cambio de actitud del presidente.


Aunque se desenvuelve en el ámbito de la política, la nominada al Oscar por Mejor Guion Original y al Globo de Oro como Mejor Película de Comedia o Musical, “Presidente por un día” es una refrescante comedia sobre el día a día y la esperanza, y no tanto sobre los conflictos nacionales, aunque bien es cierto que deja claro que el presidente es empleado de todos y cada uno de los miembros del país que representa. Y en ese cargo Dave es presidente por más que un día e influye muchos días más después de que ha dejado el cargo.


Dave

EE.UU. 1993


Director: Ivan Reitman.

Reparto: Kevin Kline, Sigourney Weaver, Frank Langella, Ben Kingsley, Laura Linney.


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