“Si alguna vez te preguntaste de dónde vienen los sueños, mira a tu alrededor… aquí es donde se hacen,” Georges Melies.
Descrita por su autor, Brian Selznick, como “no exactamente una novela, no tanto un libro de ilustraciones, no realmente una novela gráfica ni una película, sino una combinación de todas estas cosas, “La invención de Hugo Cabret” es una experiencia que únicamente se puede entender cuando se ha tenido el material en las manos y mejor aun cuando se ha sumergido en sus páginas.
Hugo (Asa Butterfield) es un huérfano que vive en la estación de tren donde se hace cargo de los relojes ante la ausencia de su tío y tutor, un alcohólico despistado. Fuera de ello su principal objetivo es hacer funcionar el autómata que su padre le dejara y descubrir con ello el mensaje que cree le dejó. Para lograrlo debe conseguir ciertas piezas, siendo la juguetería el lugar más viable. Pero su dueño, Georges (Ben Kingsley), está lejos de ser amigable y la situación se agrava aún más ante la presencia del inspector de la estación (Sacha Baron Cohen). La única persona en que parece puede confiar es Isabelle (Chlöe Grace Morez), la sobrina del juguetero.
Bajo dicha estructura y con tal descripción resulta difícil imaginar que el material, anunciado desde un inicio en 3D, sería del interés de Martin Scorsese, quien se separa por primera vez en doce años de Leonardo DiCaprio. Sin embargo, al ser un homenaje a los contadores de historias, la magia de imaginar y, sobre todo, del séptimo arte, no podría serle más cercano. El norteamericano se ve en el protagonista y en su causa.
Reconocida por el American Film Institute como la Película del Año, “Hugo” se erige al mismo tiempo como un relato de búsqueda de identidad, un homenaje al cine y prueba indiscutible del valor narrativo del 3D. James Cameron, la catalogó como una obra maestra con el mejor uso de la nueva tecnología. Y es que Scorsese utiliza la herramienta no para apabullar al espectador ni para sorprenderlo sino para sumergirlo en el relato desde los primeros cuadros, cuando presenta el escenario. El 3D lo hace partícipe de una manera en que antes no se había hecho. Pero ese no es su único mérito. La Academia la nominó más que a cualquier otra cinta ese año, incluyendo Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guion Adaptado, y le otorgó cinco estatuillas en rubros técnicos (dirección de arte, fotografía, edición, mezcla de sonido y efectos visuales).
La aventura de “Hugo” celebra el nacimiento del cine y el valor atemporal de sus hijos a través de la figura de Georges Melies, uno de los primeros cineastas, y de “El viaje a la Luna” (1902), considera como el primer filme de ciencia ficción. Así, la complejidad del material origen encuentra el hogar ideal. La adaptación respeta los elementos principales, simplifica algunos nudos y elabora en torno al personaje del inspector al hacerlo humano y darle un interés romántico. Entonces, “La invención de Hugo Cabret” no es otra que la de recordar y reafirmar el gusto tan humano por las historias. Es lo que Meliés le comenta a Hugo y lo que éste le muestra a la audiencia: “el cine tiene la capacidad de materializar los sueños.”
Hugo
EE.UU. 2011
Director: Martin Scorsese.
Reparto: Ben Kingsley, Asa Butterfield, Sacha Baron Cohen, Chlöe Grace Moretz, Emily Mortimer, Jude Law.
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