Hannibal Lecter es el villano por antonomasia. En la lista de los 50 Más Grandes Villanos, el American Film Institute no puede más que otorgarle el honor que merece al hacerlo encabezar el recuento. El hecho se debe a la inteligente, perturbadora y escalofriante interpretación que Anthony Hopkins iniciara en “El silencio de los inocentes” (1991), y a la buena labor que el equipo de guionistas y directores, entregara tanto en ésta como en las subsiguientes “Hannibal” (2001) y “Dragón rojo” (2002). “Hannibal, la raíz del mal” pretende explicar sus orígenes.
En la Lituania de la posguerra, un pequeño Hannibal (Aarón Thomas) huye con su familia de los nazis. Eventualmente son encontrados y sólo él sobrevive. En su recuerdo queda la forma atroz en que sus padres murieran, pero en especial, la muerte de su hermana. Años más tarde, Hannibal (Gaspar Ulliel) viaja a Francia a vivir con la esposa de su tío, Lady Murasaki (Gong Lee). El motivo es realizar estudios en medicina, pero los recuerdos e instintos de Hannibal lo llevarán a utilizar sus nuevos conocimientos y habilidades en cazar uno a uno a los perpetradores de su familia.
La raíz del mal de “Hannibal, la raíz del mal” está en sus orígenes. La producción de la cinta obedece al interés del estudio en explotar al personaje. Dueño de los derechos, el estudio pidió a Thomas Harris, autor de las novelas en que se basan los filmes, que realizara una historia donde se explicara qué había llevado a Hannibal a convertirse en un psicópata. La respuesta inicial de Harris fue negarse, pero el estudio realizaría el filme con o sin su consentimiento. Entonces, y con una buena remuneración de por medio, Harris no sólo elaboró la novela sino que además escribió el guion para la cinta. El resultado es desafortunado.
En principio el guion falla en cumplir la principal promesa que ha hecho: explicar qué y cómo Hannibal se convirtió en un psicópata. Es claro el hecho que lo impactó en la niñez, pero mucha gente vive situaciones similares y no se vuelve un demente. Regularmente la situación impactante se guarda, es alimentada por otras situaciones y más tarde detonada por algún hecho sin aparente relación. Hannibal parece haber nacido así. Luego está el que la película se convierte en una cacería que obedece en parte a los estándares del slasher film (“Scream”, 1996, por ejemplo) y en parte a los del thriller psicológico. El acercamiento al caníbal tendría que ser más intimista con las complicaciones que ello conlleva para su traslación a la pantalla pues es difícil, que no imposible, mostrar con acciones externas lo que pasa en el interior de alguien, máxime de un desequilibrado. Hannibal es fascinante en su maldad, su origen debería serlo y no hacerlo un asesino más, volviendo lo extraordinario ordinario. Lo peor, el guión traiciona a sus antecesoras y al propio personaje. Existen momentos que no encajan con lo que se sabe de Hannibal, entre ellos, el absurdo de conseguir una máscara que asemeja la que utiliza en “El silencio de los inocentes” y que le es puesta para evitar que muerda-coma a alguien mientras es transportado. ¿Por qué debería sentirse poderoso al usarla? ¿Por qué tendría que tener una máscara? ¿Por qué su reacción es distinta años después?
Si “Hannibal, la raíz del mal” fuera sobre un personaje desconocido, una cinta independiente y sin relación con el icónico psiquiatra, sería un filme cumplidor. La dirección de Peter Webber es adecuada, la dirección de arte y fotografía impecables, y la interpretación de Gaspar Ulliel, quien le ganó el personaje, entre otros, a Hayden Christensen y Maculay Culkin, articulada. Es un Hannibal malévolo, siniestro, intimidante, distinto al de Hopkins en la medida en que debe serlo aunque difícilmente al mismo nivel; pedirle que lo fuera sería injusto (e imposible de lograr). El punto débil está en el melodramatismo del que no puede escapar el guion.
Con un costo de 50 millones de dólares, “Hannibal, la raíz del mal” apenas y consiguió poco más de 27 en taquilla, cifra inferior al fin de semana de apertura de sus antecesoras. Además, se hizo de nominaciones a la Frambuesa de Oro como Peor Precuela o Secuela y Peor Excusa para una Película de Horror. Tal parece que para el caníbal el inicio será el final. ¿Quién diría que el final estaría en la raíz?
Hannibal Rising
EE.UU./República Checa/Francia/Italia 2007
Director: Peter Webber.
Reparto: Gaspar Ulliel, Gong Lee, Rhys Ifans, Dominic West, Aaron Thomas.
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