A primera vista, es más desde el póster, parece ser una más de acción con Tom Cruise... y no.
Es una suerte de biopic con licencia sobre Barry Seal, un piloto que pasó de trabajar para una aerolínea a colaborar con la CIA, contrabandear droga para el cartel de Medellín y ser informante de la DEA. El relato se hace de manera ágil, con bastante sentido del humor y aprovechando todo el encanto de su protagonista; la verdad es que atrapa y se pasa rápido. Eso sí, no es una biopic formal, tampoco es una película de acción, aunque tiene sus momentos. Es más un recuento de aquello que parecería imposible y que sucedió, y un poco crítica de las dobles morales en las altas esferas y de los riesgos de jugar con los dos lados de la navaja.
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