Carlos Andrés Mendiola

1 de ene de 20173 min.

Desapareció una noche

“Siempre creí que las cosas que uno no elige le convierten en lo que es,” Patrick Kenzie.

Muchos actores han ocupado la silla de director. Algunos son afortunados, otros no. Ben Affleck pertenece al primer grupo. Affleck saltó a la fama junto a Matt Damon en “Mente indomable” (1997), un filme de tinte independiente por el cual obtuvieron el Oscar por Mejor Guion Original. “Desapareció una noche” es una adaptación de la novela homónima de Dennis Lehane. Affleck es responsable del guion, Aarón Stockard su compañero en esta ocasión. El filme le es personal en muchos sentidos. La novela es su favorita, se ubica en una ciudad que conoce a detalle y es protagonizada por su hermano.

Casey Affleck es Patrick Kenzie, un detective que con su pareja y compañera Angie Gennaro (Michelle Monaghan), acepta investigar la desaparición de una niña. Han pasado tres días del plagio, conforme el tiempo pasa las posibilidades de recuperarla se extinguen. El jefe de policía (Morgan Freeman) ha puesto la tarea en manos de dos policías (Ed Harris y John Ashton) con quienes los detectives colaboran. El conocimiento de Kenzie del barrio los lleva a un par de pistas nuevas, entre ellas el que Helene (Amy Ryan), la madre, ha mentido. Es una drogadicta y traficante. El que su hija no esté se debe en parte a que se robó el dinero de una entrega. La investigación rinde frutos pero al momento del intercambio del dinero por la niña algo sale mal. Pero justo cuando parece que todo ha terminado resulta justo lo contrario.

“Desapareció una noche” funciona como thirller criminal, como estudio de un lugar y como radiografía de la naturaleza humana. Se distingue por ‘ocultar’ los secretos y por cuanto sentido hacen cuando son revelados. El ocultar está entrecomillado porque no están del todo fuera de la vista del espectador, por el contrario, sólo que no se sabe que son pistas. Y cuando se descubren no subestiman en ningún momento al espectador. Lo sorprenden pero no de la forma tradicional. Lo ponen a pensar y de qué manera.

Affleck es un director eficiente. Hilvana con mesura e inteligencia la historia y escarba en regiones obscuras del ser humano. El trabajo que hace con los actores es de primera línea. Ed Harris, Morgan Freeman y Michelle Monaghan interpretan a la medida sus personajes. Pero son Amy Ryan y Casey Affleck quienes sobresalen. La primera es vulnerable y patética, inevitablemente generando lástima o coraje, pero nunca indiferencia. Su trabajo le redituó en una nominación al Oscar por Mejor Actriz de Reparto y nueve premios, entre ellos el Satellite y el de la Asociación de Críticos de Nueva York. A Casey este papel y su participación en “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”, por la cual fue nominado como Mejor Actor de Reparto, lo puso en el mapa como uno de los actores más prometedores. Su hermano, fue reconocido como Mejor Nuevo Director por la Sociedad de Críticos de Boston.

Pero más allá de reconocimientos, “Desapareció una noche” sobresale por lo que pone sobre la mesa, por develar la ambigüedad de la moral, por plantear la relatividad de la verdad y lo correcto. Es eso lo que hace que precisamente el filme tenga, cuando desaparece la última imagen, el destino opuesto al de la frase que le da nombre. Enfrentar la verdad puede ser más difícil que buscarla.

Gone Baby Gone

EE.UU. 2007

Director: Ben Affleck.

Reparto: Casey Affleck, Amy Ryan, Michelle Monaghan, Morgan Freeman, Ed Harris, John Ashton.

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